jueves, agosto 19, 2010

instructivo general











INSTRUCTIVO GENERAL Nº 1 / 2010
GOBIERNO FEDERAL DE BUENAS PERAS

El Comité Ejecutivo del Gobierno Federal de Buenas Peras ha analizado algunas situaciones y ha acordado enviar el siguiente instructivo para tener en consideración.

1) Sobre la Vestimenta e Presentación Personal :
De conformidad a las instrucciones impartidas por las administraciones anteriores, se estableció que los viernes era posible utilizar una vestimenta de carácter más casual o informal de manera voluntaria, como por ejemplo: gorro mexicano, guayabera y ojotas.
Con el objeto de complementar esta instrucción, el Comité ha acordado, que teniendo presente las nuevas directrices que está imponiendo esta administración, los funcionarios y personas contratadas bajo la modalidad de honorarios, que decidan hacer uso de este beneficio, deberán usar su chaqueta colorá institucional la cual puede ser complementadas con pantalones de aluminio, crea, felpa, crochet u algún material similar, quedando prohibido, tanto los días viernes, como los demás días de la semana, la utilización de pantaletas, pantalones de pescador, zapatos de duende, zapatos de tony, musculosas sin cuello.
Por las características climáticas de los meses de verano, se pide a las damas no descuidar la formalidad de la vestimenta y pasar antes por el chorro del guanaco (¡Uf!, ¡UF ,que Calor!), quedando prohibido esconderse detrás de los árboles, y el uso de paraguas, cortavientos e impermeables.
Esta normativa rige para todos los funcionarios y personal contratado bajo la modalidad de honorarios, (o pa la patá y el combo) para el trabajo dentro de las dependencias y para el trabajo en terreno, donde la vestimenta tiene que ser más cuidadosa aún, ya que se está representando al Gobierno Federal (Ito, Ito), por lo que la imagen que se tiene que proyectar debe ser impecable en todo orden de cosas, echarse gel en el pelo, aunque sea de”membrillo”. No olvidar que estamos trabajando (olvidadizos), y no estamos en fin de semana pa andar tomando chelas, por lo que tenemos que estar presentables para cualquier cotelé con pisco sauer (salú).


2) Sobre el consumo de Tabaco,thc,té o cáscara de platano :
De acuerdo a lo establecido, tienen que fumar afuera, los patudos. De manera tal, de no infringir la normativa legal vigente.

3) Sobre el Horario del Uso del Casino :
Dado que nuestro Casino cuenta con poca ventilación, hacia el exterior del Edificio, vayan a tirarse los peos afuera, y que los olores suben al pasillo del primer piso, lo que desagrada a la mayoría de las personas que pasan por el lugar. El horario para utilizar el Casino es en la mañana hasta las ocho, nada de hacerse huevos a la pila, a mediodía a las doce y en la tarde tipín 18 horas
No obstante lo anterior, se sugiere a los usuarios del casino abstenerse de preparar alimentos cuyos olores sean fuertes, tales como: sesos de mono, estofado de barracuda o la cazuela de la mamá de Iván Zamorano.

Comuníquese, archívese, difúndase y guarde, el comité.

jueves, abril 29, 2010

03 : 13


03:13

El gran ventanal de casa sin muros,

Solo el elegante gran ventanal…

Con sus cortinas flameando,

Fiesta de finos comensales

Como fantasmas de circo.

Sitiados por represores,

Misteriosos fotógrafos esperan,

Tragos y mujeres risueñas,

El sueño se agita doloroso…

jueves, enero 28, 2010

ACTIVIDAD INTERCULTURAL EN MACUL

23 DE eNERO DE 2010 . C.I.J. -JAIME EYZAGUIRRE MACUL














viernes, diciembre 11, 2009

la visita -parte 1 de Emersson Pérez





La visita - parte 1 , de Emersson - Pérez , vea una edición más completa de este trabajo en:










(pincha aquí)http://artenlinea.com/portfolios/artist/emersson-perez/series/3739

lunes, octubre 19, 2009

EL PRINCIPE DE LOS CAMINOS

José Miguel Carrera- Pablo Neruda
























E P I S O D I O
DIJISTE Libertad antes que nadie,
cuando el susurro iba de piedra en piedra,
escondido en los patios, humillado.

Dijiste Libertad antes que nadie.
Liberaste al hijo del esclavo.
Iban como las sombras mercaderes
vendiendo sangre de mares extraños.
Liberaste al hijo del esclavo.

Estableciste la primera imprenta.
Llegó la letra al pueblo oscurecido,
la noticia secreta abrió los labios.
Estableciste la primera imprenta.
Implantaste la escuela en el convento.
Retrocedió la gorda telaraña
y el rincón de los diezmos sofocantes.
Implantaste la escuela en el convento.










C O R O

Conózcase tu condición altiva,
Señor centelleante y aguerrido.
Conózcase lo que cayó brillando
de tu velocidad sobre la patria.
Vuelo bravío, corazón de púrpura.

Conózcanse tus llaves desbocadas
abriendo los cerrojos de la noche.
Jinete verde, rayo tempestuoso.
Conózcase tu amor a manos llenas,
tu lámpara de luz vertiginosa.
Racimo de una cepa desbordante.
Conózcase tu esplendor instantáneo,
tu errante corazón, tu fuego diurno.

Hierro iracundo, pétalo patricio.
Conózcase tu rayo de amenaza
destrozando las cúpulas cobardes.
Torre de tempestad, ramo de acacia.
Conózcase tu espada vigilante,
tu fundación de fuerza y meteoro.
Conózcase tu rápida grandeza.
Conózcase tu indomable apostura.

E P I S O D I O

Va por los mares, entre idiomas,
vestidos, aves extranjeras,
trae naves libertadoras,
escribe fuego, ordena nubes,
desentraña sol y soldados,
cruza la niebla en Baltimore
gastándose de puerta en puerta,
créditos y hombres lo desbordan,
lo acompañan todas las olas.
Junto al mar de Montevideo
en su habitación desterrada,
abre una imprenta, imprime balas.
Hacia Chile vive la flecha
de su dirección insurgente,
arde la furia cristalina
que lo conduce, y endereza
la cabalgata del rescate
montando en las crines ciclónicas
de su despeñada agonía.
Sus hermanos aniquilados
le gritan desde el paredón
de la venganza. Sangre suya
tiñe como una llamarada
en los adobes de Mendoza
su trágico trono vacío.
Sacude la paz planetaria
de la pampa como un circuito
de luciérnagas infernales.
Azota las ciudadelas
con el aullido de las tribus.
Ensarta cabezas cautivas
en el huracán de las lanzas.
Su poncho desencadenado
relampaguea en la humareda
y en la muerte de los caballos.

Joven Pueyrredón, no relates
el desolado escalofrío
de su final, no me atormentes
con la noche del abandono,
cuando lo llevan a Mendoza
mostrando el marfil de su máscara
la soledad de su agonía.

C O R O

Patria, presérvalo en tu manto,
recoge este amor peregrino:
no lo dejes rodar al fondo
de su tenebrosa desdicha:
sube a tu frente este fulgor,
esta lámpara inolvidable,
repliega esta rienda frenética,
llama a este párpado estrellado,
guarda el ovillo de esta sangre
para tus telas orgullosas.
Patria, recoge esta carrera,
la luz, la gota mal herida,
este cristal agonizante,
esta volcánica sortija.
Patria, galopa y defiéndelo,
galopa, corre, corre, corre.

É X O D O

Lo llevan a los muros de Mendoza,
al árbol cruel, a la vertiente
de sangre inaugurada, al solitario
tormento, al final frío de la estrella.
Va por las carreteras inconclusas,
zarza y tapiales desdentados,
álamos que le arrojan oro muerto,
rodeado por su orgullo inútil
como por una túnica harapienta
a la que el polvo de la muerte llega.

Piensa en su desangrada dinastía,
en la luna inicial sobre los robles
desgarradores de la infancia,
la escuela castellana y el escudo
rojo y viril de la milicia hispana,
su tribu asesinada, la dulzura
del matrimonio, entre los azahares,
el destierro, las luchas por el mundo.
O'Higgins el enigma abanderado,
Javiera sin saber en los remotos
jardines de Santiago.
Mendoza insulta su linaje negro,
golpea su vencida investidura,
y entre las piedras arrojadas sube
hacia la muerte.
Nunca un hombre tuvo
un final más exacto. De las ásperas
embestidas, entre viento y bestias,
hasta este callejón donde sangraron
todos los de su sangre.
Cada grada
del cadalso lo ajusta a su destino.
Ya nadie puede continuar la cólera.
La venganza, el amor cierran sus puertas.
Los caminos ataron al errante.
Y cuando le disparan, y a través
de su paño de príncipe del pueblo
asoma sangre, es sangre que conoce
la tierra infame, sangre que ha llegado
donde tenía que llegar, al suelo
de lagares sedientos que esperaban
las uvas derrotadas de su muerte.

Indagó hacia la nieve de la patria.
Todo era niebla en la erizada altura.

Vio los fusiles cuyo hierro
hizo nacer su amor desmoronado,
se sintió sin raíces, pasajero
del humo, en la batalla solitaria,
y cayó envuelto en polvo y sangre
como en dos brazos de bandera.

C O R O

Húsar infortunado, alhaja ardiente,
zarza encendida en la patria nevada.

Llorad por él, llorad hasta que mojen,
mujeres, vuestras lágrimas la tierra,
la tierra que él amó, su idolatría.
Llorad, guerreros ásperos de Chile,
acostumbrados a montaña y ola,
este vacío es como un ventisquero,
esta muerte es el mar que nos golpea.
No preguntéis por qué, nadie diría
la verdad destrozada por la pólvora.
No preguntéis por qué, nadie diría
el crecimiento de la primavera,
nadie mató la rosa del hermano.
Guardemos, cólera, dolor y lágrimas,
llenemos el vacío desolado
y que la hoguera en la noche recuerde
la luz de las estrellas fallecidas.
Hermana, guarda tu rencor sagrado.
La victoria del pueblo necesita
la voz de tu ternura triturada.
Extended mantos en su ausencia
para que pueda -frío y enterrado-
con su silencio sostener la patria.

Más de una vida fue su vida.

Buscó su integridad como una llama.
La muerte fue con él hasta dejarlo
para siempre completo y consumido.








A N T I S T R O F A

Guarde el laurel doloroso su extrema substancia de invierno.
A su corona de espinas llevemos arena radiante,
hilos de estirpe araucana resguarden la luna mortuoria,
hojas de boldo fragante resuelvan la paz de su tumba,
nieve nutrida en las aguas inmensas y oscuras de Chile,
plantas que amó, toronjiles en tazas de greda silvestre,
ásperas plantas amadas por el amarillo centauro,
negros racimos colmados de eléctrico otoño en la tierra,
ojos sombríos que ardieron bajo sus besos terrestres.
Levante la patria sus aves, sus alas injustas, sus párpados rojos,
vuele, hacia el húsar herido la voz del queltehue en el agua,
sangre la loica su mancha de aroma escarlata rindiendo tributo
a aquél cuyo vuelo extendiera la noche nupcial de la patria
y el cóndor colgado en la altura inmutable corone con plumas
sangrientas
el pecho dormido, la hoguera que yace en las gradas de la
cordillera,
rompa el soldado la rosa iracunda aplastada en el muro
abrumado,
salte el paisano al caballo de negra montura y hocico de es-
puma,
vuelva al esclavo del campo su paz de raíces, su escudo
enlutado,
levante el mecánico su pálida torre tejida de estaño nocturno:
el pueblo que nace en la cuna torcida por mimbres y manos
del héroe,
el pueblo que sube de negros adobes de minas y bocas sul-
fúricas,
el pueblo levante el martirio y la urna y envuelva el recuerdo
desnudo
con su ferroviaria grandeza y su eterna balanza de piedras y
heridas
basta que la tierra fragante decrete copihues mojados y libros
abiertos,
al niño invencible, a la ráfaga insigne, al tierno temible y
acerbo soldado.
Y guarde su nombre en el duro dominio del pueblo en su lucha
como el nombre en la nave resiste el combate marino:
la patria en su proa lo inscriba y lo bese el relámpago
porque así fue su libre y delgada y ardiente materia.